Patricia tiene 39 años, vive en una ciudad del interior y es madre soltera. También es “Tuitera de la Patria”: trabaja con más de 15 cuentas de Twitter para difundir propaganda del chavismo y por su trabajo recibe pagos a través del Sistema Patria
«Hago esto por necesidad, la verdad es que no tengo trabajo estable. Es algo complicado para mí porque me da cierta nostalgia, pero así es», nos confesó Patricia vía Telegram desde su casa en San Carlos en el estado Cojedes, Venezuela, mientras hacía una pausa en un trabajo en línea que le garantiza algunos de los recursos con los que hace frente a la crisis familiar.
Patricia, nombre ficticio para proteger su identidad, es una de las varias centenas de venezolanos que ayudan a posicionar en Twitter las etiquetas de propaganda que el Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información (MIPPCI) promueve a diario a través de su cuenta oficial. Estos usuarios conforman una gran red: los Tuiteros de la Patria, cuya actividad es el principal motivo por el que las etiquetas se posicionan en el tope de las tendencias para Venezuela, superando a veces el millón de tweets diarios, en un país en el que la mayoría de las campañas de protesta digital que impulsa la sociedad civil no suelen superar la marca de los 20 mil tweets.
Pero ni el posicionamiento ni la abultada cantidad de tweets que acumula la propaganda oficialista en Twitter son señales de que los temas impulsados sean populares o relevantes para los venezolanos. Lo que ocurre no es más que una estrategia de amplificación de propaganda gubernamental en el entorno digital: el gobierno de Nicolás Maduro premia el trabajo de los tuiteros mediante el pago de «bonos» –o “logros”, como suelen llamarlos–, que reciben a través del Sistema Patria, una plataforma digital de asignación de beneficios sociales administrada por el mismo gobierno.
Se trata del uso de recursos públicos para amplificar propaganda digital en redes sociales, repartidos en forma de «bonos» sociales.
Otra forma de conseguir recursos en un país en crisis
Patricia no parece advertir que su trabajo consiste, técnicamente, en amplificar propaganda digital oficialista en Twitter. Para ella trabajar como tuitera de la Patria no parece ser muy diferente a otras formas de conseguir recursos a través de internet a las que recurren muchos venezolanos para aumentar los ingresos familiares en un país cuyo salario mínimo no supera los 7 dólares norteamericanos, al cambio oficial.
“Yo abrí una cuenta de Binance y conseguía tokens, pero mis juegos fracasaron y no obtuve ganancias ni para invertir. También jugué Ninja Fantasy, pero cerró”, explica Patricia. “Aquí la gente usa internet y Twitter para ese tipo de trabajo”.
Trabajar como tuitera de la Patria aparentemente tiene otras ventajas. Asegura que le ayuda a ser beneficiaria de otros subsidios entregados por el Estado a través del mismo Sistema Patria, como los bonos “Hogares de la Patria” y “Economía Familiar”, que recibe adicionalmente a los logros por su labor compartiendo contenido en Twitter. “Un amigo me explicó que trabajar como tuitero hace más fácil que uno reciba otros bonos del gobierno, ya que solamente escanear el Carnet de la Patria no lo asegura”.
Es un mecanismo informal de intercambio de trabajo por beneficios que está rodeado de opacidad, no cuenta con reglas transparentes ni mucha información oficial, porque se trata de recursos invertidos de forma implícita en propaganda digital.
“Si Twitter fuera quien pagara por difundir información, sería bueno», explicó Patricia.
Al preguntarle sobre el motivo por el cual cree que recibe pagos por trabajar como tuitera, comienzan a surgir dudas producto de la mencionada opacidad que envuelve a la operación de propaganda.
Sugiere una versión distinta –y distorsionada– de las razones por las que el gobierno de Nicolás Maduro entrega bonos a cientos de venezolanos que tuitean día a día etiquetas pro-gubernamentales: cree que es un método para contabilizar la cantidad de personas que no han emigrado de Venezuela y que, como no han partido, deberían conservan su derecho a acceder a estos subsidios.
“Pienso que hacemos esto para que el gobierno sepa la cantidad de personas que quedan en el país. Hay personas que no recibe los bonos porque el gobierno los saca del sistema cuando emigran”.
Tuiteando para sobrevivir
«Mi situación es pésima ya que vivo en la capital de mi estado. Tengo una hija de 12 años y por mi edad me han negado trabajos. He llevado curriculum a varios entes gubernamentales y privados y tampoco he conseguido ningún empleo«.
Comenzó a trabajar como tuitera de la Patria luego de que un amigo le asegurara que era la mejor manera de recibir subsidios adicionales. Otras personas de su entorno tienen trabajos similares en internet y también tuitean para obtener «logros».
“Fue un vecino quien me enseñó a tuitear. Él trabaja solamente con redes sociales: Twitter, criptos, Bitcoins. Le ha ido super bien, aunque invierte bastante”, indicó. Aclara que generalmente no basta con ser Tuitero de la Patria y que no es el único trabajo digital de su amigo: “Aquí hay que buscar la plata”.
Pero el trabajo como «tuitera de la Patria», en la actualidad, es la única fuente de ingresos de Patricia.
Nos asegura que es operadora de más de 15 cuentas de Twitter de familiares y amigos, que tiene enlazadas a sus respectivas cuentas en el Sistema Patria y que las usa a diario para trabajar como tuitera, aunque hacerlo tiene sus desventajas.
“Cansa, es algo agotador”. A veces le molesta que sus familiares y amigos no le paguen ni transfieran los “logros” que reciben en el Sistema Patria gracias al trabajo en Twitter de Patricia. “Se hacen los locos, ¿sabes? como la mayoría de los venezolanos”.
Sin embargo, insiste en que lo que gana trabajando como tuitera le alcanza para comprar comida, aunque haciendo sacrificios.
“Yo, en lo personal, con 250 dólares vivo. Soy una persona que no toma, cero rumba, cero gastos indeseados. Es difícil calcular cuánto se puede ganar al mes porque a veces Patria no le asigna pagos a algunas cuentas de Tuiteros, pero trabajando con todas las cuentas he llegado a percibir hasta 80 dólares mensuales. Realmente es algo, si uno lo compara con lo que ganan los trabajadores estatales y gubernamentales”.
Nadie es inmune a la desinformación
Cuando conversamos con Patricia, su única hija estaba a punto de cumplir años. Nos comentó que en ese momento no tenía dinero ni para comprar la harina de su torta de cumpleaños. Luego, la conversación volvió a dirigirse hacia el terreno de la desinformación, con un giro inesperado.
“Tengo miedo por mi hija, aquí se están robando los niños todas las semanas”, dijo preocupada. “Cerca de mi barrio se llevaron un niño y es muy lamentable porque apareció sin órganos. Es horrible”.
Al pedirle más información sobre lo que había visto o escuchado, comentó que un primo policía le había aconsejado tener cuidado con su hija, reenviándole la macabra foto de un caso supuestamente ocurrido en el barrio El Infernito de Barinas.
Pero se trataba de un bulo. La foto había sido tomada en Nicaragua el pasado mes de febrero y se hizo viral en Venezuela en el contexto de una ola de rumores sobre secuestros de niños que, hasta el momento, no ha sido confirmada por las autoridades venezolanas y que tiene similitud con otras temporadas de bulos sobre el mismo tema que Cazadores de Fake News documentó en 2020 y 2021.
“Por eso no creo en redes. Le dije a mi mamá que no hay que creer en esas cosas, solo en Dios. Con esas cosas lo único que se hace es aterrorizar a la gente o a veces desestabilizar a las personas y hasta al pueblo. Yo sí he visto choques de motorizados que han muerto al frente de mí, pero cosas así no las creo hasta que las vea con mis ojos”.
El estigma de ser tuitero
Muchas personas pensaron por años que los Tuiteros de la Patria eran cuentas automatizadas con software, “bots”, que hacían que las etiquetas de propaganda gubernamental escalaran a diario al tope de las tendencias del país. La realidad, sin embargo, es mucho más difícil de explicar.
La red Tuiteros de la Patria está conformada, en su mayoría, por cuentas operadas por personas de carne y hueso que están amplificando propaganda gubernamental en Twitter –algunas sin saberlo–, como parte de una compleja operación que viola su política en contra del spam y la manipulación de plataforma. Por ello, es un trabajo efímero que depende de la capacidad que tiene Twitter de sancionar a las cuentas que incumplen sus propias normas.
“(Lo que) no entiendo es por qué a veces Twitter tiende a bloquear y a suspender a las cuentas. Ni siquiera sabía lo que es una cuenta bot, disculpa mi ignorancia, porque mi trabajo lo hago yo. Tengo amigos aquí mismo en mi pueblo que lo hacen para ayudar a sus familias a conseguir los bonos”.
Si bien parece una forma inofensiva de conseguir un poco de dinero desde casa, lo que hacen los Tuiteros de la Patria ha sido considerado desde hace varios años por Twitter como una Operación de Información claramente vinculada con el régimen venezolano.
En diciembre de 2021, Twitter anunció el cierre de la «App Patria», la aplicación con la que previamente se contabilizaban los tweets publicados por los Tuiteros de la Patria. Cazadores de Fake News comprobó que Twitter también había suspendido más de 3000 cuentas de los tuiteros venezolanos.
El trabajo como tuitero de la Patria puede ser motivo de discriminación entre conocidos, pero también de curiosidad.
“Algunas personas se burlan de mí porque dicen que lo que hago es malo o que estoy robando, pero sé que no estoy robando ni haciendo nada malo. Por otro lado, hoy un señor me preguntó en la calle que de qué forma puedo ayudarle a recibir los bonos ya que tiene más de dos años sin recibirlos. Las personas creen que le estoy trabajando al Estado, que soy una instructora oficial o algo así. Me dio pena y miedo”.
Patricia, tuitera de la Patria
Aunque el trabajo que realiza ayuda a hacer más visible la propaganda oficialista en Internet, Patricia nos asegura que no es chavista, ni madurista. Comenzó a trabajar como tuitera por cuenta propia, sin intervención del partido de gobierno ni ninguna de sus estructuras y prefiere mantenerse al margen de la discusión política en Venezuela.
“Aquí no vale la pena hablar de política, lo que da es ganas de llorar. Yo conozco a algunos chavistas, más no maduristas; hay una confusión con eso porque dicen que Chávez fue diferente. De todas maneras, vivimos en un país en el cual la mayoría, por su misma situación económica y decadencia emocional, dependemos del Estado”.
Consultada sobre la supuesta mejoría económica en el país, asegura que por lo menos en su ciudad sí ha mejorado, «aunque lo que nos chupa la sangre es la devaluación, el dólar paralelo y la inflación”.
Un mensaje final
Patricia cerró nuestra conversación inicial con un discreto saludo a sus colegas los Tuiteros de la Patria: “saludos a todos, con un profundo respeto que se le debe tener a cualquier ser humano, les deseo lo mejor en cuanto al trabajo que han venido haciendo desde Twitter…”.
Prefirió, sin embargo, evitar hacer comentarios más allá de lo relacionado a su trabajo digital. “Para algunas personas, escuchar consejos y mensajes significa caer en polémicas, a pesar de esta crisis. No quiero ser yo quien diga algo”.
Días después volvimos a hablar con nuestra interlocutora. Comentó que no había recibido el pago de ninguna de las cuentas que había usado durante la semana y que esa misma mañana, gran cantidad de cuentas de Tuiteros de la Patria, incluyendo tres de las suyas, habían sido suspendidas.
“Esta semana me quedé sin medio esperando para cobrar el bono. Hoy fui a lavar y a limpiar una casa; tendré que esperar a fin de mes para que me paguen”.