Este encuentro fue aprovechado por la administración de Maduro para impulsar narrativas ambientales sin fundamentos de manera engañosa
- El “área de estudio” del acuerdo para combatir la deforestación apenas cubre una parte del sur del estado Amazonas en Venezuela de 53 mil kilómetros cuadrados, menos del 1% de la cuenca amazónica
- Latinoamérica presentó propuestas conjuntas con la ILAC y CELAC en las que Venezuela no participó
- Ministro de Ecosocialismo dijo que se redujo deforestación en 47%, lo mismo que decían funcionarios en 2013 aunque deforestación en 20 años equivale a 17 Áreas Metropolitanas de Caracas o dos veces Qatar
Jeanfreddy Gutiérrez Torres para Efecto Cocuyo y C-Informa
En el discurso de casi 19 minutos que ofreció Nicolás Maduro el 8 de noviembre de 2022 en la COP27 (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se realizó en Sharm El Sheikh, Egipto) el dirigente chavista señaló la urgencia de crear el “Fondo de Financiamiento de Pérdidas y Daños Climáticos”, que describió como una idea “del que venimos hablando hace unos años en Cumbres anteriores”. Entonces no habló de deforestación.
Ese mismo día, durante el llamado Diálogo Regional de Alto Nivel “La Amazonía como pilar de equilibrio climático y de la vida”, le pidió al presidente colombiano Gustavo Petro que se reactivara la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), para que los países firmantes: Venezuela, Colombia, Brasil, Ecuador, Perú, Surinam, Guyana y la Guyana Francesa pudiesen coordinar acciones para detener la deforestación en la Amazonía.
“Si alguna responsabilidad tenemos los sudamericanos es detener la destrucción del Amazonas e iniciar el proceso de recuperación coordinada, consciente y activa”, reportó VTV.
Así mismo, dijo que había un compromiso en “la regeneración y la recuperación del Amazonas sabiendo los intensos impactos que tiene en el continente y en la humanidad”, recogió RT (antes llamada Russia Today, un medio controlado por el régimen de Putin).
Antes, durante y después de la COP27 Maduro y su administración impulsaron narrativas ambientales sin fundamentos en los hechos o de manera engañosa como el compromiso de Venezuela en la OTCA, las cifras sobre deforestación en el país y el “éxito” de Venezuela en la conferencia global ambiental.
47% menos deforestación, narrativa oficial repetida
El mismo 8 de noviembre en el que Maduro hablaba de recuperar la Amazonía, el ministro de Ecosocialismo, Jesús Lorca, aseguró en un programa de VTV que «en los últimos 20 años Venezuela ha frenado la deforestación en 47%”.
La cifra tiene antecedentes. El ministro la había anunciado en la COP26, lo que fue reflejado en la página de Facebook del Despacho de la Presidencia.
Lorca luego la dijo en la XV sesión de la Conferencia de las Partes (COP15) de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (UNCCD), celebrada en mayo de 2022 en Costa de Marfil, declarando que se habían sembrado más de 32 millones de árboles gracias a Misión Árbol como recogió, sin referencia a las denuncias sobre el Arco Minero, la agencia EFE Verde.
«En Venezuela contamos con un plan de reforestación, el cual tiene como meta la siembra de 10 millones de árboles, mediante la implementación de cinco líneas programas: Un árbol, un estudiante, Agroforestería familiar, Sembrando vida, Ecourbanismo, y Conservación», dijo entonces el jefe de la cartera ecosocialista.
Pero la cifra no estaba debutando.
El 22 de abril de 2022, Día Internacional de la Tierra, Lorca la publicó en un video de su cuenta de Twitter, aunque en ese momento dijo que en comparación con el año 2000, y no con 2002.
Pero antes de Lorca la cifra ya existía, con vida propia. Tanto el viceministro de Conservación Ambiental, Jesús Cegarra, como el entonces ministro de Ambiente, Cristóbal Francisco, la usaron hace nueve años, en 2013. En ambos casos en comparación con la tasa de deforestación registrada para el período 1990-2000.
El dato, a pesar de la repetición oficial, no tiene respaldo institucional.
En el informe Indicadores Ambientales 2010 del entonces Ministerio de Ambiente (PDF) se cita una tasa de 500 mil hectáreas de bosque perdidas al año en Venezuela para 1995, mientras se admitía que todas las Áreas Bajo Régimen de Administración Especial (ABRAE), que incluye Parques Nacionales y otras áreas protegidas, estaban sometidas a la deforestación.
En el siguiente informe del Ministerio, de 2013, el mismo año que el ministro y viceministro aseguraban que la deforestación se había reducido en 47%, el texto admitía que si bien en Venezuela 67,47% del territorio está bajo alguna figura legal de protección, se desconocía la tasa de deforestación en cada una de éstas.
Esto hace cuestionable que se pueda calcular cuánto aumentó o se redujo si no se conocía la tasa desde 1995.
Otro dato revelador se encuentra al consultar la sección Indicadores Ambientales del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), porque no aparece en la página principal. Si la visitas verás que en Ambiente sólo hay Efemérides.
Sin embargo, en el siguiente enlace podemos tener acceso a la sección oculta “Indicadores Ambientales”, el cual sólo tiene datos hasta 2011, ninguno sobre deforestación.
Este enlace “escondido” fue obtenido gracias a las capturas de Wayback Machine, un robot de Internet que hace copias de todas las páginas webs y de redes sociales, manteniendo incluso lo que ha sido borrado o modificado.
Esta herramienta permitió encontrar la sección Indicadores en la captura del 16 de marzo de 2012 de la web del INE como puede consultarse acá.
Culpa del Bolsonaro
Durante el Diálogo Regional junto a los presidentes de Colombia y Surinam, Nicolás Maduro dijo: “Una buena noticia para Suramérica y para el Amazonas la victoria del presidente Luis Ignacio Lula da Silva (…) luego de la devastación de los últimos cuatro años que ha sufrido la zona amazónica brasilera”.
La narrativa tiene respaldo institucional. En su discurso ante la COP27 dijo “No cambiemos el clima, cambiemos el sistema como sentenciaba en 2009 el comandante Hugo Chávez en Copenhagen; señor presidente, el desequilibrio y la crisis ambiental creadas en la naturaleza son equiparables a las condiciones de desigualdad e injusticia que el capitalismo ha creado contra la humanidad”.
#CambiemosElSistema fue una de las etiquetas de Twitter usadas por cuentas oficiales y Tuiteros de la Patria durante la COP27 para impulsar narrativas a favor del gobierno de Maduro, como hallaron Cazadores de Fake News, Probox y Medianálisis
Señalar al expresidente de Brasil como culpable sí tiene respaldo institucional.
En la sección Cambio Climático del Ministerio de Ecosocialismo pueden encontrarse cinco publicaciones relacionadas.
Una sobre el Observatorio Nacional de la Crisis Climática, sus Boletines No.1 y No.2, un mapa de riesgos comunitarios y un cuadernillo infantil.
Todos sostienen que uno de los principales focos de deforestación de la Amazonía fue a causa de las políticas impulsadas por el expresidente Jair Bolsonaro y el capitalismo global.
No hay ni una mención al Arco Minero o la deforestación en ABRAEs que revelan los informes anteriores, a la históricamente alta producción y consumo de hidrocarburos en Venezuela o tener la quema de gas natural más grande del mundo.
Vale destacar que en el Mapa de Riesgos Comunitarios, Estrategia de Mitigación y Adaptación al Cambio Climático la palabra deforestación no es usada ni una sola vez en 118 páginas, aunque “deforestadas” aparece dos veces.
Los bosques que se fueron
De acuerdo con el informe “Bosques en desaparición” de la ONG Clima 21 junto a Global Forest Watch, así como los datos de la Red Amazónica de Información SocioAmbiental Georreferenciada, Raisg y el portal MapBiomas, encontró que la tasa de deforestación en Venezuela pasó de 97.258 ha/año registradas entre 2001 y 2015, hasta las 157.307 hectáreas al año para el período 2016-2020, un aumento de casi 62%.
Esto representa un total de 2.225.411 hectáreas de bosque perdidas.
Lo equivalente a 17 Áreas Metropolitanas de Caracas, incluyendo El Hatillo, Chacao, Sucre y Baruta.
O tres veces el estado Aragua o cinco el estado Carabobo.
Un área un poco más grande que El Salvador y el doble de Qatar.
Por su parte, la Sociedad Venezolana de Ecología calculó que entre 2016 y 2020 se perdieron 89.363 hectáreas anuales mientras el proyecto Monitoring of the Andean Amazon Project, MAAP, estimó que en ese mismo período se talaron 140 mil hectáreas sólo en áreas protegidas como los Parques Nacionales de Caura, Canaima y Yapacana, en este último donde la guerrilla colombiana del Ejército de Liberación Nacional (ELN), las disidencias de las FARC y la Guardia Nacional Bolivariana explotan las minas de oro como encontró una investigación de Mongabay y Vorágine.
Por medio de imágenes satelitales la organización SOS Orinoco encontró que sólo en el Arco Minero del Orinoco, en el período 2016-2020 se registraba la mayor pérdida de bosques, con 230.121 hectáreas, lo que representa casi la mitad del área talada en esa zona desde el año 2000.
Ya la Raisg, conformada por organizaciones de 8 países incluyendo Wataniba y Provita en Venezuela, revelaba en 2015 que sólo Venezuela mostraba una tendencia a aumentar la deforestación en su informe “La deforestación en la Amazonía de 1970 a 2013”, mientras que a pesar de la propaganda que señala a Bolsonaro como casi principal responsable de la pérdida de bosques en la Amazonía, Venezuela es el país cuyos bosques se pierden más rápido en la Panamazonía, según un reporte periodístico en Scidev que comparó los hallazgos de Clima21 con los otros países.
Entre las causas políticas del pico de deforestación desde 2016 está la firma del decreto del Arco Minero por parte de Maduro así como el traslado al sur de Venezuela de las disidencias de las FARC que no se acogieron al Acuerdo de Paz firmado ese año en Colombia con participación de Venezuela como mediador. Así que la tala y quema de bosques no es sólo para abrir minas de oro y coltán, sino también para campamentos y conucos para alojar y alimentar a los mineros, así como que el ELN trafique drogas según una investigación usando inteligencia artificial de El País y Armando Info sobre mapas satelitales del sur de Venezuela.
El ELN está en un proceso de diálogos de paz con el gobierno de Petro, similar al que llevó al Acuerdo de Paz de 2016 con las FARC. Los encuentros se están realizando en Caracas, con la mediación de Maduro y Venezuela, lo que ha sido señalado por algunos críticos en ambos países como necesaria por ser Venezuela un actor partícipe, como se demuestra en estos reportajes periodísticos.
La OTCA, una papaya amazónica
Efectivamente, la COP27 cerró con un Fondo de Pérdidas y Daños en sus acuerdos finales. Aun así, cuando Maduro regresó a Venezuela al día siguiente, le había cambiado el nombre.
En un tuit publicado en su cuenta oficial lo llamó “Fondo de Financiamiento para Apoyar a los Países Víctimas de Desastres Naturales”.
Notas en VTV, El Universal y Correo del Orinoco recogieron las declaraciones de Maduro desde el avión presidencial. Repitió el interés de Venezuela de reactivar la Organización del Tratado de Cooperación Amazónico para “proteger y recuperar” el Amazonas.
Y allí otra transformación, pues ahora la presentaba como una idea que no sólo entusiasmaba a Venezuela.
“Hubo un consenso sobre la necesidad de relanzar y fortalecer la Organización del Tratado de Cooperación Amazónico (OTCA) y, a partir de su relanzamiento y fortalecimiento, plantearnos una alianza con el mundo en defensa del Amazonas”, recogió el Diario VEA.
Pero en la cuenta de Twitter de Gustavo Petro no hay un solo tuit que hable de OTCA, aunque sí es posible encontrar varios sobre Amazonía y COP27 en los que reconoce las ideas de Lula Da Silva sobre protección del bosque y el trabajo de la ministra colombiana de Ambiente.
Hay que decirlo, la petición de Maduro de reactivar la OTCA es, al menos, injusta.
En mayo de 2022 su Secretaria General, Alexandra Moreira, ex ministra de Ambiente de Bolivia durante el gobierno de Evo Morales, se reunió con Directora de la Secretaría del Foro de las Naciones Unidas sobre los Bosques y en noviembre asistieron a la 19 Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) en Panamá.
Además, Venezuela está involucrada en los siete proyectos en ejecución, los cuales incluyen contratación de personal abiertas para noviembre de 2022 y licitaciones y concursos, el más reciente de abril de 2022.
Ahora, de los 552 mapas publicados por el Observatorio Regional Amazónico de la OTCA, Venezuela no ha agregado ninguno, mientras Brasil es responsable de 326.
Pero además, una “reactivación” sería muy sencilla para la administración de Maduro, pues en el área de estudio de la OTCA en Venezuela tiene un territorio muy pequeño como deja ver estos dos mapas en la sección “Implementación del Programa de Acciones Estratégicas en la Cuenca del Río Amazonas considerando la variabilidad y el cambio climático (Proyecto Cuenca Amazónica)” en su página web.
Esto porque estrictamente, en la cuenca hidrográfica del Amazonas apenas se incluye un área pequeña del sur del estado Amazonas de unos 53 mil kilómetros, mientras que, en la Panamazonía, un concepto sociopolítico y ambiental más integral que usan las organizaciones ambientales para monitorear el estado de la selva amazónica, los pueblos indígenas y las acciones connacionales, se incluye todo el territorio de los estados Delta Amacuro, Bolívar y Amazonas.
Mapa Límites de la Región Amazónica (Panamazonía) (en amarillo el Área de Estudio).
Área de Estudio: Cuenca Amazónica, más pequeña que la Panamazonía:
Así mismo, puede observarse en la siguiente tabla cómo se describe al área de estudio de la OTCA correspondiente a Venezuela como “Cuenca del Río Casiquiare/Río Negro” de acuerdo al documento Evaluación rápida de la diversidad biológica y servicios ecosistémicos en la región amazónica de Enero de 2021.
Con una superficie de 53.153 kilómetros cuadrados, esta cuenca equivale tan sólo al 0,7% de la cuenca amazónica, que posee más de 7,4 millones de kilómetros cuadrados.
Con ese marco de referencia, tanto en el Primer como en el Segundo Mapa Regional de Deforestación de 2000 – 2010 y 2000 – 2013 de la OTCA, la deforestación apenas es visible en Venezuela.
En contraste, al consultar la herramienta MapBiomas, una plataforma que muestra mapas anuales en alta resolución de los cambios de uso de suelo, incluyendo deforestación y en la que se toma como referencia la Panamazonía, en el mapa de Venezuela 2021, publicado el 2 de diciembre de 2022, pueden verse los cambios por deforestación en las zonas mineras más conocidas y cerca de los núcleos urbanos más importantes del sur del país, como Ciudad Bolívar y Ciudad Guayana así como en Las Claritas, el principal foco de malaria del país.
Algo similar sucede si miramos el especial Amazonía Saqueada, un mapa realizado por la RAISG, donde Venezuela aparece como el país con más puntos de minería ilegal.
El mapa actualizado para 2020 revela una menor cantidad de puntos mineros pero mayor precisión, pero además una realidad que escaparía al monitoreo y acción de la organización que Maduro pidió reactivar.
Aún así, la OTCA desmiente a Maduro y sus funcionarios. En el “Programa de bosques de la OTCA para la cuenca y la región amazónica” se incluye que Venezuela tendría una tasa de deforestación de 0,33% anual de su territorio para 2015, para un total de 164.600 hectáreas perdidas, una cifra similar a los promedios a partir de 2016 de las distintas organizaciones citadas.
Venezuela, ¿fuera del combo?
La propuesta central de Colombia, de mano de su ministra Susana Muhamad, se basaba en el intercambio de deuda por acción climática.
En números específicos, bajar del 20% del presupuesto anual para el pago de deuda externa a sólo el 15%, que sería reinvertido en adaptación, mitigación, pérdidas y daños.
Y para eso Colombia se unió a México, Paraguay, Panamá, Honduras, Antigua y Barbuda, Ecuador y la Unión Europea.
Colombia también respaldó el pedido por el Fondo de Pérdidas y Daños, tanto en voz de Muhamad como del Viceministro de Ordenamiento Ambiental del Territorio, Francisco Canal, así como parte de la Asociación Independiente de América Latina y el Caribe (AILAC), conformada en la COP18 de 2012 en Doha, Qatar, y a la que no pertenece Venezuela.
Sam Goodman, jefe de política climática de la ONG costarricense La Ruta del Clima, incluso publicó un hilo en Twitter (que fue retuiteado por Petro) alabando la decisiva acción de los ministros de ambiente de Colombia y Chile en la aprobación del Fondo de Pérdidas y Daños Climáticos.
Goodman también celebró la llegada de Lula a la presidencia de Brasil como una mezcla que podría presentar a Latinoamérica unida para la COP28.
Así mismo, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) presentó una posición conjunta ante la COP27, pero en la que Venezuela no tuvo participación, a pesar de ser el principal promotor de su creación hace 11 años como recordó Maduro el 2 de diciembre de 2022.
A pesar de esto, la secretaria de Cambio Climático, Desarrollo Sostenible e Innovación de Argentina, Cecilia Nicolini, realizó en Egipto un evento de entrega de la propuesta junto a autoridades ambientales de Chile, Colombia, Ecuador, Panamá, Paraguay, República Dominicana y Uruguay, y que fue revisada por Belice, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Granada, México, Nicaragua y República Dominicana.
Para entender esta ausencia, hay que recordar que, en la reunión de la CELAC en 2021 en México, hubo enfrentamientos verbales entre los mandatarios de Uruguay y Paraguay con los de Cuba, Nicaragua y Venezuela por la represión y la situación de Derechos Humanos. Al encuentro acudió Maduro a última hora y de sorpresa.
En esa misma reunión del CELAC se acordó solicitar a la COP26, en Glasgow, Escocia, un fondo para atender desastres naturales, que por su nombre recuerda al que Maduro nombró en el avión presidencial a su regreso a Caracas.
Así que de las alianzas y acuerdos en los que Latinoamérica se presentó como un bloque para las negociaciones climáticas, Maduro sólo promovió reactivar una organización que sigue activa y que implicaría una acción mínima desde Venezuela, sin ninguna incidencia en los principales focos de deforestación de la Amazonía nacional.
Este trabajo forma parte de las entregas de la Coalición Informativa “C-Informa”, equipo periodístico venezolano que tiene como objetivo hacerle frente a la desinformación y está integrado por Medianálisis, Efecto Cocuyo, El Estímulo, Cazadores de Fake News y Probox con el soporte del Consorcio para Apoyar el Periodismo Independiente en la Región (CAPIR) y la asesoría de Chequeado de Argentina y DataCrítica de México.