El museo denunció la aplicación de la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 contra venezolanos, alertando que repite abusos de la Segunda Guerra Mundial, vulnera sus derechos y puede exacerbar la discriminación
El Museo Nacional Japonés Americano (JANM) condenó a través de un comunicado oficial, del pasado 15 de marzo, la proclamación presidencial que invoca la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 para ejecutar deportaciones masivas de inmigrantes venezolanos. De acuerdo con el texto, dicha ley —originalmente concebida para situaciones de guerra— ya había sido utilizada en 1941 por el presidente Franklin D. Roosevelt para detener sin debido proceso a ciudadanos de Japón, Alemania e Italia en campos de internamiento del Departamento de Justicia.

«Esta proclamación está impulsada por la misma retórica peligrosa que llevó a la Ley de Exclusión China, las Leyes de Tierras para Extranjeros, el internamiento de japoneses, alemanes e italianos, y la expulsión y encarcelamiento forzado de japoneses estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial.JANM se fundó con la promesa de que esto nunca volvería a suceder con ningún otro grupo. Sin embargo, los acontecimientos de hoy nos recuerdan que esta promesa está en peligro, que ya no podemos decir con certeza que la historia no se repetirá».
Ann Burroughs, presidenta y directora ejecutiva de JANM
La legislación, que fue diseñada en su momento para hacer frente a amenazas externas, ha sido reinterpretada en el contexto actual como una herramienta para la exclusión y el control de la migración.
La aplicación de esta ley ha generado un intenso debate sobre sus implicaciones en los derechos humanos y el estatus de los venezolanos que buscan refugio ante la crisis en el país. Organizaciones de derechos humanos y la comunidad internacional han expresado su preocupación, advirtiendo que esta medida no solo afecta a quienes huyen de la violencia y la pobreza, sino que también socava los principios de solidaridad y protección para quienes necesitan asilo. Por ello, el JANM reitera su apoyo a la Ley «Vecinos, no Enemigos«, que busca la derogación de esta normativa.
Ley de Enemigos Extranjeros en la Segunda Guerra Mundial versus el contexto actual
Bajo la Ley de Enemigos Extranjeros, el gobierno de EE. UU. arrestó a casi 9,000 inmigrantes japoneses, 11,500 alemanes y 3,000 italianos sin órdenes judiciales ni cargos formales. Fueron enviados a campos de internamiento administrados por el Ejército y el Departamento de Justicia, y luego trasladados a campos de concentración de la Autoridad de Reubicación de Guerra.

A lo largo del siglo XX, el gobierno estadounidense preparó con antelación listas de posibles “elementos subversivos” entre las comunidades inmigrantes, sometiéndolas a vigilancia y allanamientos sin fundamento. Tal como documenta la Densho –una organización dedicada a preservar la historia de la encarcelación de japoneses estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial–, en la década de 1920 ya existían planes para detener de forma selectiva a líderes issei —inmigrantes japoneses de primera generación—, y tras el ataque a Pearl Harbor en 1941, se utilizó esta Ley para justificar arrestos masivos sin órdenes ni cargos formales.
De hecho, el FBI llegó a irrumpir en hogares y eventos comunitarios, generando un clima de incertidumbre que forzó a muchas familias japonesas a vivir con una maleta lista ante la inminente posibilidad de detención.

En el contexto venezolano, la amenaza de Trump de revivir esta legislación xenófoba ha derivado, hasta el momento, en la deportación de más de 200 ciudadanos hacia El Salvador, acusados de pertenecer al Tren de Aragua que no han sido sometidos a juicio ni cuentan con una orden judicial válida. La Casa Blanca, además, ignoró la medida de un juez federal que bloqueaba estas expulsiones, amparándose en las facultades de la Ley de Enemigos Extranjeros.
El caso de los japoneses estadounidenses evidencia cómo una medida planteada para “tiempos de guerra” puede expandirse hasta criminalizar a poblaciones enteras basándose en temores infundados y prejuicios raciales. Densho señala que varios informes del FBI y la Oficina de Inteligencia Naval en aquel entonces concluyeron que no existía amenaza real de sabotaje, pero la retórica xenófoba y la desconfianza prevalecieron.

Este patrón de considerar a los inmigrantes como potenciales enemigos se repite en la actualidad cuando se amenaza con la Ley de Enemigos Extranjeros para deportaciones masivas de venezolanos, confirmando que la legislación podría volver a utilizarse con fines discriminatorios, si no se cuestiona.
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