María Corina Machado denuncia detención tras reaparecer en Chacao, desinformación sobre apoyos militares y respaldos internacionales generan controversia, mientras en Delta Amacuro usuarios identifican tácticas de intimidación del oficialismo
Durante la semana del acto oficialista del 10 de enero, caracterizado por una escasa asistencia internacional, surgieron tres hechos que alimentaron la desinformación en Venezuela: María Corina Machado, tras meses en resguardo, reapareció en Chacao durante una actividad de calle. Después de este evento, fue detenida y obligada a grabar videos, según denunció públicamente el propio 10 de enero. Al mismo tiempo, se difundió desinformación sobre supuestos apoyos militares a Edmundo González y el oficialismo intentó desacreditar declaraciones de Donald Trump en respaldo a Machado y González Urrutia, buscando restar relevancia a la convocatoria opositora y a la detención de Machado. En Delta Amacuro, un grupo armado intentó infundir temor con un video de apoyo al régimen, pero fue identificado gracias a la acción colectiva de los ciudadanos.
La reaparición, detención y liberación de María Corina Machado
El pasado 9 de enero, después de permanecer 133 días en situación de resguardo, María Corina Machado fue interceptada al salir de una concentración opositora en Chacao. Según denunció el Comando Con Venezuela, funcionarios policiales la detienen y —de acuerdo con su testimonio— la obligan a grabar algunos videos antes de ser liberada.
Durante la difusión inicial de los reportes sobre su detención, propagandistas aliados al gobierno comenzaron a circular simultáneamente una imagen destinada a desacreditar las denuncias y generar confusión en las redes sociales. Este ambiente de incertidumbre prevaleció entre las 3:20 p. m. —cuando abandonó el lugar de la concentración— y las 3:59 p. m., cuando propagandistas vinculados al régimen publicaron por primera vez una fotografía de María Corina Machado detenida y siendo grabada por el Comisario Gustavo García, jefe de Operaciones de la División Motorizada de la Dirección de Acciones Estratégicas y Tácticas (DAET) del Cuerpo de Policía Nacional Bolivariana (CPNB).
Las versiones sobre la captura promovidas por el oficialismo fueron disímiles y denotan intencionalidad de controlar el ruido y las alertas sobre la detención de Machado que, en ese momento, inundaban las redes sociales.
A partir de las 4:18 p. m., los propagandistas del régimen volvieron a ser los primeros en difundir un nuevo contenido: un video de María Corina Machado hablando en primera persona, en el que afirmaba estar “bien”, “segura” y “a salvo”. En el video, no hacía referencia alguna a una posible detención o encarcelamiento. El material, presentado como una especie de fe de vida, fue utilizado también como una supuesta “prueba” de que el incidente habría sido parte de una estrategia de Machado para generar confusión. Según esta narrativa, Machado nunca habría sido detenida y todo se trataría de un “fake news”.
Un video publicado el 9 de enero en la noche confirmó que Machado sí había sido detenida por funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana, poco después de su salida de la concentración.
El día 10 de enero, la misma Machado confirmó en un video divulgado a través de sus redes sociales, que sí había sido detenida y obligada a grabar varios videos, desmintiendo las versiones que intentaron minimizar el incidente.
Desinformación sobre los apoyos a Edmundo González y control de daños por parte del oficialismo
A principios de enero de 2025, comenzó a circular un video en el que los capitanes retirados del Ejército, Javier y Juan Carlos Nieto Quintero, junto con Jonathan Rosales Cote, expresaban su respaldo a González Urrutia. Aunque el video es auténtico, los involucrados no son militares activos y todos están en el exilio. Estas figuras han sido señaladas previamente por el gobierno de tener vínculos con supuestas incursiones fallidas, un elemento utilizado por el oficialismo para alimentar teorías conspirativas y restar credibilidad a sus declaraciones. Este video, junto con otros clips descontextualizados o de declaraciones antiguas, alimentó una ola de rumores sobre presuntos levantamientos militares que generaron confusión entre algunos sectores de la población.
La desinformación también alcanzó un mensaje publicado por Donald Trump en apoyo a María Corina Machado y Edmundo González Urrutia. En su programa televisivo, Diosdado Cabello y otros propagandistas oficialistas cuestionaron la autenticidad del mensaje, sugiriendo que se trataba de un montaje. Sin embargo, el mensaje sí fue compartido desde la cuenta oficial de Trump en Truth Social, plataforma que el presidente electo prioriza incluso por encima de X (antes Twitter). Grupos como el Comando con Venezuela y usuarios opositores difundieron el mensaje, aclarando que provenía de Truth Social y no de X. A pesar de ello, el oficialismo intentó desvirtuar este apoyo, calificándolo como una maniobra fabricada por la oposición para obtener legitimidad internacional.
En paralelo, Nicolás Maduro intentó proyectar una imagen de respaldo internacional durante el acto del 10 de enero, afirmando tener el apoyo de numerosos delegados internacionales. Sin embargo, la asistencia fue limitada, con la participación de solo dos jefes de Estado, muy por debajo de las expectativas oficiales.
La estrategia del miedo no funcionó en Delta Amacuro
Un video atribuido al autodenominado «Movimiento Revolucionario de Integración para la Defensa Chavista» en Delta Amacuro generó preocupación al mostrar a un grupo armado que declara estar preparado para «defender la revolución». En redes sociales, usuarios identificaron al vocero como Gelbys Salazar que, en ocasiones anteriores, había sido retratado públicamente junto a figuras políticas locales como la gobernadora Lizeta Hernández y la alcaldesa de Tucupita, Loa Tamaronis.
La investigación permitió confirmar su identidad, comparando el video con las personas encapuchadas y otros registros públicos en los que aparece Salazar y en los que se detectaron patrones como un anillo dorado distintivo y gestos corporales.
Este caso forma parte de un patrón más amplio donde grupos armados, con vínculos o cercanías a autoridades alineadas con el régimen venezolano, buscan infundir miedo mientras proclaman apoyo al gobierno. A pesar del intento de usar el miedo como herramienta para desarticular la participación ciudadana, la población local reaccionó, no solo reconociendo al vocero, sino colaborando de forma colectiva para confirmar su identidad.
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