Las acciones atribuidas a Anonymous, como filtraciones y ataques cibernéticos, no siempre son realizadas por hacktivistas genuinos; en ocasiones, agentes encubiertos utilizan el nombre del colectivo como pantalla para promover narrativas contrarias a los valores que supuestamente defiende
Desde el 6 de agosto, un presunto colectivo de hacktivistas autodenominado Anonymous Venezuela ha publicado en la red social X (antes Twitter) una serie de supuestas filtraciones de documentos que vinculan a Nicolás Maduro y otros funcionarios del gobierno venezolano con casos de corrupción. Recientemente, también compartieron un video en el que declaran su apoyo a la población venezolana en su lucha por la libertad, justicia y paz, afirmando haber realizado un ataque cibernético masivo que afectó a varios sitios web gubernamentales, exponiendo una supuesta lista de colaboradores del gobierno involucrados en operaciones de vigilancia y espionaje con el fin de demostrar la vulnerabilidad del sistema digital del gobierno venezolano.
Anonymous se presenta como un colectivo descentralizado de hacktivistas, conocido por sus operaciones contra gobiernos y corporaciones que consideran opresivas. Sin embargo, su naturaleza anónima y la falta de liderazgo centralizado hacen que no todas las acciones atribuidas a Anonymous sean realizadas por hacktivistas genuinos. Esto complica la identificación de la verdadera autoría (la “atribución” de sus actividades) y la confiabilidad de sus operaciones.
Este artículo explora el rol de este colectivo en el conflicto de Ucrania, demostrando cómo, en ocasiones, agentes externos y encubiertos pueden utilizar el nombre de Anonymous para promover narrativas que sirven a intereses contrarios a los valores del colectivo.
Operaciones encubiertas y propaganda en el conflicto Ucrania-Rusia
Entre 2013 y 2016, Anonymous Ucrania y sus ramificaciones publicaron cientos de mensajes en CyberGuerrilla, una plataforma utilizada para la difusión de propaganda, organización de ciberataques y divulgación de filtraciones relacionadas con el conflicto entre Ucrania y Rusia.
Específicamente el año 2014 fue decisivo para Ucrania y evidencia cómo funcionan las operaciones encubiertas. En febrero, el presidente Viktor Yanukóvich huyó a Moscú tras las masivas protestas conocidas como el Euromaidán, desencadenadas por su decisión de no firmar el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea. Oleksandr Turchínov asumió el gobierno interino, promoviendo la unidad de Ucrania, la integración con Occidente y la oposición a la influencia rusa. Para el 27 de febrero, tropas rusas enmascaradas invadieron Crimea bajo el pretexto de “salvaguardar” a los diputados del Parlamento de Crimea, una operación que Rusia admitiría más tarde haber liderado.
Mientras eso ocurría, la unidad 74455 de la Dirección Principal de Inteligencia de las Fuerzas Armadas de Rusia (GRU) lanzó campañas de desinformación en redes sociales, creando páginas falsas como “Por la independencia de Crimea” en Facebook y Vkontakte para promover el rechazo al nuevo gobierno de Ucrania y distanciar a Crimea de las tendencias pro europeas. A medida que avanzaba la anexión de Crimea, apareció CyberBerkut, una organización prorrusa que difundió narrativas que describían a los manifestantes proeuropeos de Kiev como “neofascistas” y alentaban una “cacería de criminales”, utilizando consignas similares a las de Anonymous: “No olvidamos, no perdonamos, espérennos”.
En paralelo, Anonymous Ucrania estuvo involucrado en la difusión de contenido engañoso durante el conflicto. De las 37 filtraciones realizadas por Anonymous Ucrania, al menos una decena resultaron ser falsificaciones. Aunque el grupo inicialmente promovía la oposición a la influencia rusa y apoyaba la democracia en Ucrania, muchas de sus filtraciones mezclaban información verídica con contenido falsificado que favoreció a los intereses rusos. Esto sugiere que agentes encubiertos utilizaron Anonymous como una pantalla para imponer narrativas favorables al Kremlin.
El 12 de marzo de 2014, Anonymous publicó tres correos electrónicos falsificados en CyberGuerrilla. Estos correos pretendían demostrar una conspiración ficticia: que la revolución en Ucrania había sido orquestada por la CIA y que el Ejército de Estados Unidos, junto con el Estado Mayor del Ejército de Ucrania, estaba utilizando a paramilitares derechistas para desestabilizar la región.
Estos mensajes, presentados como filtraciones obtenidas del hackeo de la cuenta de Gmail del Mayor Coronel Igor Protsyk del Ejército Ucraniano, incluían supuestas instrucciones del adjunto de la Embajada de Estados Unidos en Kiev, Jason Gresh, para llevar a cabo ataques simulados que parecieran obra de tropas rusas. Para dar verosimilitud a la operación, los falsificadores mezclaron estos correos con mensajes genuinos y usaron imágenes de Google Maps para detallar los objetivos de los ataques simulados, especialmente en el aeródromo de Melitopol.
Después de su publicación en CyberGuerrilla, Voice of Russia, un servicio internacional de radiodifusión operado por el gobierno ruso, difundió la historia basada en las filtraciones falsas de Anonymous, acusando a Estados Unidos de intentar derrocar al gobierno ucraniano y de no tolerar elecciones democráticas, previstas para el 25 de mayo de 2014. Aunque la falsificación tenía errores evidentes, como una mala traducción al inglés y un fuerte acento ruso en el audio difundido, la historia caló en los pueblos.
La embajada de Estados Unidos en Ucrania recibió mensajes de odio tras la publicación de Anonymous. Aunque Estados Unidos calificó la operación como un fracaso por los errores evidentes de las falsificaciones, el Estado Mayor Ucraniano reconoció que el verdadero objetivo de la desinformación no era engañar a los diplomáticos, sino influir en las relaciones civiles y militares en las zonas disputadas de Ucrania. La presencia inusual de camiones blindados del ejército ucraniano en las calles ayudó a consolidar la narrativa de un ejército títere de los intereses estadounidenses.
Finalmente, estalló la guerra civil en Ucrania con protestas prorrusas que se convirtieron en una insurgencia contra el gobierno proeuropeo de Turchínov y otra fracción proeuropea que protestaba por democracia y libertad. A medida que se acercaban las elecciones, la Comisión Electoral de Ucrania reportaba dificultades para completar los preparativos logísticos en la región del Donbass debido a amenazas de quienes describieron como personas desconocidas.
Mientras se intensificaba el conflicto, también aumentaban los ataques digitales contra las instituciones democráticas de Ucrania.
El uso del nombre de Anonymous en conflictos como el de Ucrania y, más recientemente, en Venezuela, demuestra cómo este colectivo puede ser explotado por actores externos para promover narrativas que distorsionan la realidad. Mientras que en Ucrania, el colectivo fue utilizado para difundir desinformación que favorecía los intereses rusos, mezclando verdades a medias con falsedades para influir en la opinión pública y desacreditar a las fuerzas proeuropeas, en Venezuela —de manera muy similar— las supuestas filtraciones y ataques cibernéticos atribuidos a Anonymous Venezuela podrían ser parte de una estrategia más amplia de manipulación, donde estos ataques contra organismos y personeros gubernamentales podrían servir de aval para justificar muchas de las medidas represivas actuales en la narrativa oficialista.
Parte de este análisis se basa en el capítulo 26 del libro “Desinformación y guerra política” de Thomas Rid.
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