La retirada del mercado de esta vacuna no se debió a efectos secundarios peligrosos, sino a una baja demanda global. Los beneficios de la vacuna superan los riesgos de efectos secundarios raros
Circula en redes sociales un titular en el que se asegura que la compañía biofarmacéutica AstraZeneca, retiró del mercado sus vacunas Vaxzevria por causar efectos secundarios y que, por lo tanto, Nicolás Maduro tuvo razón al rechazar la vacuna en 2021, durante la emergencia sanitaria por COVID-19 en Venezuela.
La investigación de Cazadores de Fake News determinó que la información es falsa. Si bien la farmacéutica retiró la vacuna del mercado, aclaró que tal decisión no está relacionada con ninguna preocupación por los efectos secundarios de la vacuna sino por la baja demanda en el mercado global.
De acuerdo con la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), AstraZeneca solicitó retirar su autorización de comercialización el 5 de marzo de 2024. La medida se hizo efectiva el pasado martes 7 de mayo por lo que la vacuna ya no puede utilizarse en la Unión Europea.
Sobre las razones de su retiro del mercado, en redes sociales se promovió la premisa — especialmente por parte del movimiento antivacunas — de que la empresa tomó esa decisión porque el fármaco causa “efectos secundarios raros y peligrosos”.
Sin embargo, la farmacéutica retiró su vacuna del mercado por la caída en picada de la demanda. AstraZeneca no actualizó sus vacunas frente a nuevas variantes del virus SARS-Cov-2, a diferencia de otros fabricantes como Pfizer-BioNTech y Moderna.
La vacuna de AstraZeneca fue utilizada ampliamente en las primeras fases de la pandemia por COVID-19 por su bajo costo de producción, una distribución aproximada de tres mil millones de dosis en todo el mundo.
La Agencia Europea de Medicamentos aprobó esta vacuna para combatir la COVID-19 alegando que los ensayos clínicos realizados en el Reino Unido, Brasil, Sudáfrica, Estados Unidos, Perú y Chile demostraron que la vacuna Vaxzevria es segura y eficaz para prevenir la COVID-19 en adultos, mostrando una eficacia general de aproximadamente el 60% en reducir casos sintomáticos de COVID-19, con resultados similares en personas mayores y jóvenes. Además, la administración de una dosis de refuerzo incrementa los niveles de anticuerpos, reforzando su eficacia preventiva.
Efectos secundarios
Es cierto que la vacuna de Oxford puede causar efectos secundarios graves relacionados con trombosis y trombocitopenia (trastornos de la coagulación sanguínea muy raros), en algunos casos acompañado de hemorragias, de forma extremadamente poco común. Esta información la dio a conocer la misma farmacéutica en marzo de 2021.
También es cierto que la farmacéutica enfrenta más de 30 demandas penales por supuestas complicaciones graves — incluyendo la muerte — atribuidas a los efectos secundarios raros de su vacuna, Vaxzevria. Los demandantes, incluido el viudo de una mujer que murió por Trombocitopenia y Trombosis Inducida por la Vacuna (VITT), alegan que la vacuna es defectuosa.
Pese a que AstraZeneca defiende la seguridad y eficacia de su vacuna — que se estima salvó millones de vidas — los casos legales están provocando un debate sobre la adecuación de las compensaciones ofrecidas por el gobierno a las víctimas de efectos adversos graves.
Por otro lado, todas las vacunas, incluidas las contra la COVID-19, pueden provocar efectos secundarios; generalmente son leves o moderados y temporales, como dolor en el sitio de inyección, fiebre o fatiga. Estos síntomas son signos de que el sistema inmunitario está reaccionando adecuadamente a la vacuna, preparándose para defender al cuerpo contra la enfermedad.
Aunque en casos raros pueden ocurrir reacciones más graves, estas son excepcionalmente infrecuentes. Las autoridades sanitarias y organizaciones como la OMS vigilan de cerca la seguridad de las vacunas y mantienen que los beneficios de la vacunación —proteger contra síntomas graves y reducir la mortalidad por COVID-19— superan ampliamente los riesgos de efectos secundarios adversos.
¿Maduro tenía razón?
En Venezuela se declaró alerta sanitaria por la pandemia de COVID-19 el 13 de marzo de 2020. Fue el 21 de septiembre de 2021 que el país comenzó a recibir vacunas del fondo Covax de la Organización Mundial de la Salud (OMS) porque debía pagar más de 100 millones de dólares para ingresar al mecanismo.
La oposición venezolana y el gobierno acordaron disponer de activos congelados en el exterior para comprar 12 millones de vacunas al fondo Covax. La negociación se hizo con base en las vacunas AstraZeneca. Para entonces, Juan Guaidó anunció el uso de 30 millones de dólares para las vacunas y la cadena de frío. Por otro lado, el gobierno estaba gestionando la compra de vacunas fabricadas en China y en Rusia.
Luego, Nicolás Maduro rechazó las vacunas AstraZeneca argumentando que no fueron autorizadas por los institutos científicos nacionales. Para entonces — y todavía — AstraZeneca contaba con la aprobación de la EMA y la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA); por tener una efectividad de 76% en la prevención del COVID-19 sintomático y del 100% en la prevención de la hospitalización y la muerte.
Mientras eso sucedía, Maduro se jactaba de la efectividad de la vacuna Abdala, desarrollada por Cuba, que aunque se aplica en Venezuela hasta la fecha no ha sido aprobada por la Organización Mundial de la Salud ni por ninguna agencia regulatoria internacional.
No es cierto que AstraZeneca retiró su vacuna por provocar efectos adversos graves. La retiró por la baja demanda en el mercado global frente a otras vacunas más competitivas como las desarrolladas por Pfizer-BioNTech y Moderna.
Cazadores de Fake News investiga a detalle cada caso, mediante la búsqueda y el hallazgo de evidencias forenses digitales en fuentes abiertas. En algunos casos, se usan datos no disponibles en fuentes abiertas con el objetivo de reorientar las investigaciones o recolectar más evidencias.