Desde las primarias opositoras hasta el referéndum sobre el Esequibo, la batalla por la verdad y la manipulación de la percepción pública se convirtieron en protagonistas
En el año 2023, la actividad electoral en Venezuela estuvo marcada por dos eventos fundamentales, ubicados en puntos opuestos del espectro político: las elecciones primarias de la Plataforma Unitaria de la oposición, que definieron al candidato presidencial de esta coalición; y el referéndum consultivo sobre el Esequibo, convocado por el gobierno de Nicolás Maduro con el fin de tomar acciones en la disputa de este territorio con Guyana. Ambos escenarios plantearon el reto de demostrar qué sector político tenía mayor convocatoria o mayor aceptación en el electorado, lo que dio pie al uso de la desinformación como una estrategia permanente para influir en la percepción pública.
Redes desinformativas que han estado activas desde hace más de tres años y que generaron contenidos durante 2023, continuaron intentando desacreditar a la oposición y, al mismo tiempo, simular un respaldo abrumador al gobierno. Desde señalamientos morales hasta acusaciones de traición, hicieron uso de tácticas para minar la legitimidad de los líderes opositores y sus instituciones, y fortalecer la posición del oficialismo.
Ante las elecciones presidenciales de 2024 –y todos los procesos electorales por venir–, es necesario el análisis y comprensión de lo ocurrido durante 2023, con el objetivo de trazar estrategias para contener la desinformación y las operaciones de influencia que veremos en el futuro cercano.
El viejo truco de las falsas filtraciones
Poco antes de las primarias de la oposición circuló un falso rumor que señalaba que se había filtrado la base de datos de todos los electores que habían consultado el centro de votación asignado en BuscadorPrimaria2023.com. Este rumor, desmentido por la Comisión Nacional de Primaria, ilustra que en Venezuela persiste esta técnica desinformativa que habíamos detectado en, al menos, cuatro ocasiones en el pasado, siempre durante procesos electorales o iniciativas de la oposición política que involucraban participación ciudadana, para minar la confianza en cada uno de esos procesos.
Ya en 2020, Cazadores de Fake News había identificado esta estrategia en el marco de la Consulta Popular, así como el uso de “páginas clones” de sitios web promovidos por la oposición, que podían ser usadas para potenciales robos de datos.
La falsa filtración de 2023 fue otro intento de sembrar miedo en el electorado, sugiriendo que la filtración sería el inicio de una nueva “lista Tascón”, lo que amerita un escrutinio constante y una respuesta rápida tanto de verificadores como de usuarios de redes sociales para contrarrestar este y otros tipos de desinformación que pueden inhibir a la población de participar en procesos electorales.
Una fuente única de desinformación: ataques contra Delsa Solórzano
En el entramado de medios cercanos al gobierno de Nicolás Maduro, el sitio web Venezuela News emerge como una fuente desinformativa recurrente y persistente. Fue el origen de gran cantidad de desinformación, entre ella una acusación infundada contra Delsa Solórzano, líder opositora, en el contexto de la campaña hacia las primarias opositoras del presente año.
Aunque Venezuela News no proporcionó evidencias concretas, la acusación de una “fuente anónima” sobre una supuesta investigación en contra de Delsa Solórzano por financiamiento irregular en la Fundación Hanns Seidel, fue difundida ampliamente. Según la publicación, que fue desmentida tanto por Solórzano como por Cazadores de Fake News, la líder de Encuentro Ciudadano habría recibido estos fondos debido a una “relación personal” con Benjamin Bobbe, quien en ese momento era representante de la fundación en Colombia y Venezuela, una desinformación que adicionalmente fue considerada un ataque de género. Esta historia, aunque había sido desmentida, fue retomada por medios afines al gobierno y destacada en múltiples ocasiones en el programa “Con el Mazo Dando”, donde se trató como un hecho confirmado desde agosto hasta octubre de 2023, coincidiendo con las primarias de la oposición.
La desinformación y el ataque de género que supone el bulo sobre la relación entre Solórzano y Bobbe, evidencia una estrategia más amplia que busca debilitar la confianza en la oposición como líderes políticos y como personas, incluyendo a las mujeres como sujetos vulnerables.
Bajos recursos, técnicas bajas: más ataques de género y manipulación
Uno de los bulos electorales más fáciles de desmontar del 2023 fue un video manipulado contra María Corina Machado también basado en técnicas de Inteligencia Artificial generativa. El candidato presidencial Luis Ratti compartió un video, insinuando desequilibrios emocionales, consumo de drogas y sugiriendo peligros para la democracia por la aparente “desorientación” de Machado en el audiovisual que fue, en realidad, una animación —creada con la aplicación MyHeritage— de una fotografía de la líder de Vente Venezuela tomada inmediatamente después de un ataque que sufrió en Upata durante 2018.
Este ataque, se suma a las constantes difamaciones y ataques de género en contra de Machado y a insinuaciones sobre supuestos problemas en el manejo de la ira, que en gran parte han sido propalados desde el programa “Con el mazo dando”, conducido por Diosdado Cabello, que regularmente se refiere a la candidata presidencial como “María Con-Ira”. La manipulación de información sobre la salud mental de los líderes opositores distorsiona la percepción pública y plantea interrogantes sobre la ética y la integridad del discurso en la esfera política venezolana frente a campañas maliciosas.
¿Cómo el chavismo distorsiona la percepción de apoyo o rechazo en su contra?
La desinformación, como herramienta de manipulación, se manifiesta de manera sutil pero impactante en el discurso gubernamental. Otra estrategia recurrente es el uso de generalizaciones para simular un respaldo al gobierno mayor del que realmente existe y para desacreditar el apoyo legítimo de los líderes de la oposición. Este patrón, arraigado en la maquinaria propagandista del oficialismo, se despliega a todos los niveles de la organización.
Por ejemplo, durante un conversatorio titulado “La batalla por la democracia en Venezuela” en el Wilson Center en Washington D.C., Juan Guaidó fue interrumpido por manifestantes que, lejos de representar una expresión espontánea del “pueblo de Estados Unidos”, tenían conexiones históricas con el gobierno venezolano y participaron en actividades de apoyo al chavismo. Algunas de las personas que sabotearon el evento forman parte de Code Pink, una ONG que tiene vínculos registrados con el gobierno de Nicolás Maduro en Estados Unidos.
Este ataque, presentado por los medios aliados al gobierno de Maduro como una manifestación genuina, ilustra cómo se tejen entramados de desinformación para crear una percepción distorsionada de los hechos.
Otro ejemplo de esta táctica se desarrolló en el contexto de la campaña electoral previa a las primarias opositoras, donde María Corina Machado, precandidata presidencial de Vente Venezuela, sufrió una interrupción violenta en su caravana por el estado La Guaira, Venezuela. La propaganda afín al gobierno distorsionó los hechos para simular un rechazo popular espontáneo, pero la investigación de Cazadores de Fake News reveló una realidad diferente: Los individuos involucrados eran mayormente militantes del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), incluyendo funcionarios gubernamentales. La presencia coordinada de al menos tres funcionarios del oficialismo y la participación de Josander García, vinculado a eventos políticos y a ataques previos contra la oposición, dejan claras dudas de la planificación y ejecución del ataque y lo sitúan más cerca de un sabotaje orquestado desde el partido de gobierno que de la desaprobación real de María Corina Machado por habitantes de la zona.
En contraposición, esta táctica también es usada a favor del gobierno de Nicolás Maduro, pero lo que se pretende simular es un apoyo mayor y “desde todos los sectores de la sociedad”. Esto quedó claro en el contexto de la disputa con Guyana por el territorio Esequibo.
La campaña “Venezuela Toda” empleó técnicas de propaganda y desinformación para promover la idea de que la consulta sobre el Esequibo contaba con un respaldo unánime. Valiéndose de canales asociados a la operación ‘YouTubeGanda’, utilizaron pago de anuncios encubiertos en YouTube, para inflar artificialmente la percepción de apoyo popular a la campaña. Vínculos con el gobierno de Maduro, el uso de registros fiscales del PSUV y la manipulación de información en videos y parodias musicales plantean serias dudas sobre la autenticidad de la campaña y el nivel real de apoyo.
Además, la cobertura de Venezolana de Televisión sobre la campaña previa al referéndum por el Esequibo excluyó voces críticas de la oposición sustituyéndolas por opositores “convenientes” para crear la ilusión de una unidad general en torno al referéndum. Esta estrategia incluyó la presentación de líderes políticos afines al gobierno como representantes de la oposición y la difusión de spots publicitarios a favor del referéndum en VTV y redes sociales, buscando influenciar la opinión pública mediante la amplificación organizada de contenidos.
Un último incidente, la sustitución de la bandera guyanesa por la venezolana, destaca cómo el gobierno utiliza la generalización para simular apoyo. El video se presentó como un acto espontáneo en el que un grupo de indígenas de la comunidad Pemón, supuestamente arriaron la bandera izada por el presidente de Guyana en el territorio Esequibo y la sustituyeron por la bandera de Venezuela. Sin embargo, al no haber sido grabado en el mismo lugar revela la intención de presentarlo como una acción espontánea del “pueblo indígena venezolano” para simular respaldo al proceso electoral.
Los anteriores ejemplos ilustran cómo la desinformación y la manipulación de la percepción pública son herramientas cruciales para fabricar apoyo ficticio. La necesidad de un análisis crítico y la conciencia de estas tácticas son esenciales para discernir entre la realidad y las narrativas distorsionadas que buscan moldear la opinión pública en beneficio de una agenda política.
El año 2023 deja en claro que la desinformación electoral en Venezuela presenta desafíos persistentes que requieren atención continua desde los periodistas y medios, desde las ONGs y, sobre todo, desde una sociedad informada, tecnológicamente alfabetizada y crítica. Es la construcción de una sociedad resiliente a la desinformación la única táctica efectiva para contrarrestar las narrativas falsas y proteger la integridad del proceso democrático.
En el horizonte electoral de 2024, estas lecciones cobran una relevancia aún mayor, subrayando la necesidad de transparencia y participación ciudadana. En este esfuerzo conjunto, la vigilancia, la verificación de datos y la participación activa se convierten en herramientas esenciales para construir una sociedad resistente a la manipulación informativa. En última instancia, los hechos comprobables son el cimiento sobre el cual se erige una democracia fuerte y saludable.
Cazadores de Fake News investiga a detalle cada caso, mediante la búsqueda y el hallazgo de evidencias forenses digitales en fuentes abiertas. En algunos casos, se usan datos no disponibles en fuentes abiertas con el objetivo de reorientar las investigaciones o recolectar más evidencias.